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El viaje nocturno y la ascensión

El viaje nocturno y la ascensión

El hadiz de la escisión de la luna, acontecimiento extraordinario que realizó Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en respuesta la demanda de los idólatras, fue recogido por al-Bujari en el capítulo relativo a los hechos de la vida del Profeta, y por Muslim en el capítulo que consagra en su libro al Día de la Resurrección, y también fue recogido por otros trasmisores de hadices. Ibn Kazir afirmó: “Ese hecho prodigioso fue recogido en varias ocasiones y a partir de fuentes fiables”. Los críticos del hadiz son unánimes: ese milagro se produjo en tiempos de Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él).

Las fuentes de información son numerosas y variadas. Igualmente, el hadiz del Viaje Nocturno y la Ascensión está firmemente establecido. Los musulmanes están de acuerdo en que fue uno de los hechos más extraordinarios en la vida del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él).

Es extraño que los admiten entre las cualidades del Profeta tan sólo su genio (basado en hadices), ignoren deliberadamente los hadices perfectamente autentificados, si bien las obras de hadiz hacen una extensa referencia a esos sucesos. Es evidente que quieren evitar el estudio de esos textos porque contradicen claramente sus teorías.

Sin duda, el término milagro (mu‘yiça) no es de valor absoluto, sino relativo y abstracto. Designa todo aquello que no es habitual, que está fuera de lo ordinario. Este concepto está sujeto a lo que se entiende por usual, a la evolución de la ciencia y al progreso de la cultura. Algunos fenómenos que antes pasaban por ser milagros son hoy hechos comunes. Lo que pasa desapercibido a ojos de una civilización desarrollada puede ser un milagro para una sociedad primitiva.

En árabe, un milagro (mu‘yiça) es un hecho sorprendente, uno que despierta la admiración y conduce a la reflexión. Los planetas, el movimiento de los astros, la gravedad, son milagros. El hombre en sí mismo, su sistema nervioso, su circuito sanguíneo, su alma, son milagros. Lo que sucede es que, a fuerza de costumbre, esos milagros pierden su fuerza, y los hace familiares. De ahí que el término mú‘yiça se aplique fundamentalmente a lo nunca vista, lo que está fuera del cuadro de lo que resulta familiar, lo que realmente conmociona al hombre.

Un poco de reflexión bastará para mostrar claramente al hombre que no resulta difícil al Creador del universo operar en él algunos cambios. El orientalista inglés William Johns es de la misma opinión al afirmar: “No es difícil al poder que ha creado el mundo añadirle una nueva regla o suprimir otra. La razón humana juzga en conjunto esa regla nueva como algo incomprensible, inconcebible, pero lo es mucho menos que la existencia misma del mundo”. Quiere decir que si el mundo no existiera y se le dijera a alguien que no cree en los milagros ni en los acontecimientos extraordinarios que un mundo como el nuestro iba a pasar a existir rechazaría la idea y su negación sería más categórica y radical que la del que niega otra cualquier caso de milagro.

El Profeta -Sidna Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue víctima de las persecuciones que los qurashíes lanzaron contra los primeros musulmanes. Intentó buscarles refugio primero en una localidad próxima a Meca, en Taif, pero tras un primer contacto con sus habitantes tuvo que volver a su ciudad tras sufrir un rechazo frontal. Los notables de Taif lanzaron contra él a los niños y a los locos, para que lo apedrearan, y tuvo que buscar refugio en un huerto privado donde se desmoronó y reconoció ante Allah su debilidad y su falta de fuerzas para servirle adecuadamente. Esta rendición de Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), poniéndose en Manos de Allah, renunciando a sus propios recursos, es lo que lo convirtió realmente en alguien idóneo para trasmitir el Mensaje de la Unidad de Allah y la subordinación de la existencia a Su Verdad. Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), al fracasar en Taif, pensó que habría disgustado a Allah, pero era todo lo contrario. Acabó la invocación que dirigió a Allah con las siguientes palabras: “Pero si Tú no estás airado contra mí, nada tengo de lo que quejarme”.

El Viaje Nocturno a Jerusalén y la Ascensión hasta el séptimo cielo fue la recompensa a ese abandono absoluto en Allah. Allah alzó a Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) -a causa de haber descubierto la verdadera magnitud de Allahen el sencillo acontecimiento que había tenido lugar en Taif y a su sinceridad en él- por encima de todas las criaturas. Ese suceso extraordinario fue la demostración de que todos los sufrimientos anteriores, todas las persecuciones de las que fueron víctimas los musulmanes, no eran un mal signo, sino una senda sobre la que se depuraban de ataduras, incluso las que los ligaban a sí mismos, mostrándose en ello la Ley de Allah, Su Senda, la que han de seguir los que le aman para hacerse merecedores de la Bondad Absoluta de Allah.

El hecho de que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) emprendiera ese fabuloso Viaje Nocturno hacia Jerusalén y ésta fuera el punto de partida hasta las alturas más inaccesibles muestra claramente la importancia de la Mezquita Más Remota (al-Másyid al-Aqsà). Ese centro espiritual de Jerusalén (que a su vez es ya de sí un centro espiritual) es el vórtice de la profecía. A él están asociados muchos de los grandes profetas mencionados en el Corán, y representa la coincidencia de todos ellos. Sidna Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) se suma a los profetas de la humanidad, y con ello, aceptándolos a todos, se pone a su cabeza y los integra en sí. En Muhammad pasa a estar unificada la humanidad entera a causa precisamente de su amplitud infinita. El corazón de Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) abarcó en ese instante el universo entero, y, aún con espacio para más, ascendió hasta más allá de lo dado a alcanzar a los seres humanos, los genios y los ángeles. El Viaje Nocturno y la Ascensión, sobre la linealidad de la historia y la verticalidad del espíritu, lo hicieron Sello de todo lo que le había precedido y clave para todo lo que habría de venir después de él.

Eligiendo la leche prefiriéndola al vino ante Yibril, el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) hizo un gesto simbólico significando que el Islam es la senda de lo innato, dicho en otras palabras: el Islam está en armonía perfecta, en sus enseñanzas teóricas como en las prácticas, con las auténticas exigencias de la naturaleza humana. Nada del Islam es contrario a la naturaleza humana en su autenticidad, y podría decir que el Islam, para la naturaleza humana, es como si fuera un vestido cortado a su medida, particularmente adaptado. Esto explica la rapidez con la que se difundió.

El Viaje Nocturno (Isra) y la Ascensión (Mi‘ray) fueron cumplidos espiritual y corporalmente, y los musulmanes, en la antigüedad y ahora, está de acuerdo al respecto. En su comentario a Muslim, an-Nawawi afirma: “La verdad que reconocen la mayor parte de los pensadores musulmanes tanto antiguos como modernos es que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) hizo efectivamente el Viaje Nocturno desplazándose corporalmente, y de esto dan fe todos los testimonios que han llegado a nosotros de modo que se trata de una evidencia que no se presta a equívoco alguno para el que investiga y estudia”. Por su parte, Ibn Hayar, comentando a al-Bujari, escribió: “El Viaje Nocturno y la Ascensión tuvieron lugar durante una misma noche, corporal y espiritualmente. Esto lo confirman una masa de especialistas en la crítica del hadiz, así como los pensadores musulmanes que se apoyan en acontecimientos ciertos y no oponen problemas racionales a las evidencias”.

El hecho de que los idólatras qurashíes dieran tanta importancia a ese acontecimiento extrañándose y desmintiéndolo con fuerza, prueba su veracidad y su autenticidad. Si el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) hubiera presentado la cuestión como el resultado de una simple visión mística, no hubieran actuado de esa manera.

Los musulmanes recogen toda esta información contrastando las fuentes y deduciendo sus implicaciones, todo ello desde una mentalidad en la que se reconoce como posible la intervención de Allah trastocando las reglas que parecen gobernar el universo, todas las cuales son, también, creadas por Allah. Son suyas, y Él es Libre en Su dominio. El Corán mismo dice: “Inasible a la imaginación humana es Aquél que hizo viajar de noche a Su siervo desde la Mezquita Haram a la Mezquita Remota, para mostrarle Sus signos...”.

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